6. Morder el deseo


Muerdo tu boca en un segundo. La noche es tibia. Empiezo a lamer tus dedos de a poco. Primero bordeo el pulgar, luego lo beso, después lo absorbo. Escucho las cortinas zigzaguear por un viento repentino que nos envuelve y nos arroja a la cama. Tus manos se deslizan apresuradas. Corrés el hilo de mi ropa interior, corres el cuerpo para consumir el banquete. Delicado primero, desmesurado después. En tus ojos se enciende un fuego que avivamos desde hace años. Tu lengua hierve en mi cuerpo. Tu boca de caimán se detiene en estocadas firmes, empujar, corrompe, corroe, amenaza. Mis piernas tiemblan. Mis manos aprietan las sábanas y tu pelo como si a fuerza de remolinos se pudiera detener el tiempo. El viento arrasa el ventanal y el reloj. Tu boca esponja todo lo contiene, todo lo absorbe en la marea. El silencio hondo de un segundo se convierte en ahogo y presión, tu dedo vuelve a mi boca, tu mano me acaricia el pelo como queriendo dormir a una niña pequeña. Mis ojos pierden el foco, tu mirada me devuelve a la realidad y el mar, que no calma, sigue arrasando todo con un beso inexplicablemente inocente y delicado, y me encanta. 

Angie Pagnotta

Comentarios

Entradas populares de este blog

7. No existe

10 - IMPORTANTE

9. Derramar